martes, 1 de abril de 2008

Le pido su renuncia

"Le hago una cordial invitación a renunciar", esta es la frase preferida de nuestros queridos hermanos Arias.

Primero Kevin Casas y el célebre memorando, ahora el angustiado Berrocal y la famosa lista de políticos relacionados con las FARC. Parece que cuando algo incomoda al Gobierno no dura mucho.
La estrategia de los Arias es simple: se les cuela un escándalo, entonces salen con cara de consternación diciendo que no saben qué pasa, diciendo que este funcionario nos traicionó, se equivocó o lo que sea, pero que lo siguen queriendo porque claro, si lo nombraron es porque es capaz, conocedor, etc.
El funcionario en cuestión sale desmintiendo o enredando lo que dijo antes y agradeciendo al Gobierno por su apoyo y por la confianza.
Pocos días después nos "sorprenden" con una renuncia, de preferencia un sábado o domingo como para no tener que dar muchas declaraciones y pare de contar.
O sea que los escándalos aquí se acaban con renuncias obligadas o despidos solapados. Pero que bonito!


¿Alguien sabe donde anda Kevin Casas?
No, ninguno de nosotros sabe porque Kevin ya pasó de moda y a los medios de comunicación tradicionales no les interesa si el famoso memorando le arruinó la vida o por el contrario, se la mejoraron ubicándolo en una empresa reconocida o en otro país en un buen puesto, lejos de las argucias de la política.
Pues ahora le tocó a Berrocal. ¿Qué pudo ser tan terrible para que el Gobierno prefiriera el escándalo de botar a Berrocal, antes de que hablara sobre la famosa lista?

Definitivamente han de tener una buena razón, porque Berrocal ha sido “compa” de Rodrigo Arias desde la U y durante la campaña política podía vender su alma al diablo con tal de que Oscar lograra la presidencia. ¿Qué pasó entonces? ¿Será que vendió su alma de verdad?

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