Él era inofensivo como un gato de porcelana, ella mala, como la leche de gata.
Él incapaz de nada parecía que nunca iba a concretar ella queriendo cazarlo, calló en la trampa y perdió.
jueves, 17 de enero de 2013
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Nuestra historia no es única ni irrepetible, creo que todo ha sido vivido ya. Lo que sucede es que hay historias dignas de ser contadas, porque entre más verdaderas son, más mentiras parecen.