lunes, 11 de agosto de 2008

POR HILDA


Casi no conocí a Hilda, pero supe que era una buena mujer cuando la ví por primera vez. Tenía una sonrisa limpia y sincera, como la de esas mujeres que no tienen miedo a querer.
La vi bailando bajo una cascada de luz azul y tuve la extraña impresión de que cuando bailaba su espíritu se desprendía de su cuerpo.
Hilda era una mujer enamorada (como tantas), tenía sueños planeados y cumplidos (como muchas) y alguna vez dio todo por amor (como todas).
Muy joven aún ya había cumplido dos grandes retos: hacer una carrera en danza y formar una familia.
El hombre que escogió para que la acompañara a vivir el resto de su vida le dio unos meses de felicidad, unas semanas de duda, unos días de tristeza, unas horas de dolor y se robó para siempre sus últimos minutos de vida...
Hilda, como tantas mujeres, fue engañada por su marido.
Ella supo de la traición por la boca de la amante de su esposo, ella misma fue a su casa a contarle todo, a clavarle como un puñal, una verdad que tal vez nunca quiso conocer.
No sé qué dijo, qué sintió, qué esperaba el marido, la verdad aunque lo supiera no lo escribiría, no merece ni una línea.
Hilda no soportó la verdad, el dolor fue tan grande que se materializó en su sangre, en su corazón, en su cerebro... de emergencia fue trasladada al hospital con un aparente derrame cerebral, luego vino la muerte neurológica... y la paz.
Hilda no pudo decidir por sus últimos minutos de vida, su marido lo hizo por ella.

Esta historia me llegó por terceras y cuartas voces, no tengo todos los detalles y tal vez nunca los tenga, pero la historia de Hilda no puede quedar en el olvido.
Los culpables no pagarán legalmente por una muerte injusta, pero en la memoria de quienes conocimos a Hilda no tendrán descanso.
Ninguna mujer debería morir por culpa de un hombre, ninguno lo merece.
La violencia doméstica es una realidad que nos aplasta, pero además, hay otras formas de matar a una mujer: el dolor de una traición es una muerte con tortura.
Hasta cuándo nos matarán los hombres que amamos???
Hasta el día en que nosotras decidamos que ya no son nuestra vida.